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9.10.14

EL PASADO DE MODIANO

Image::MR NICOLAS HIDIROGLOU PHOTOGRAPHER © PARIS::


Hoy, en el número 5 de la calle Sébastien Bottin de París corrían por todas partes. La histórica y principesca sede de la fastuosa Editorial Gallimard era un hervidero. Mientras en la sala de conferencia se agolpan periodistas de toda Francia y el resto del mundo preparando cámaras, flashes y micrófonos, en una pequeña sala del edificio yacía a solas un hombre mayor cercano al séptimo decenio. Vestido de camisa y chaqueta azul marino y unos pantalones blancos, peinado inmaculado y pequeñas gafas, seguramente movía los dedos apoyados en los brazos de un sofá esperando la llamada. Llegado el momento, habrá tragado saliva, se habrá levantado del sofá y a paso tranquilo habrá cruzado los pasillos de aquel edificio hasta llegar a aquella puerta, altísima. Al abrirse, quedó cegado de los disparos de flashes y un rugido de aplausos para recibirle. Acababa de ganar el Premio Nobel de Literatura.


Sin esperarlo jamás, en sus propias palabras, ni él ni el resto del mundo, hoy MR Patrick Modiano ha ganado el más alto reconocimiento a las letras universales. La academia sueca le eligió entre una quiniela de nombres cuya calidad y trayectoria harían doler la cabeza a cualquiera. Complicado ante tamaña parafernalia, ha dicho lo justo e indispensable, sin caer en ninguna clase de estupideces, y es que su fama de hombre sencillo y humilde no dejaría jamás cabida al show que esa manada de periodistas eyaculaban por tener. Modiano. Hombre sobrio, preciso, solitario. No debía estar ahí, pero lo estaba, porque lo merecía.


Desconocido para el gran público universal, la importancia de Modiano, y toda su obra, es la de haberse zambullido en el pasado de su país para cambiar, a través de la escritura, el futuro de toda una nación, y todo el mundo lo sabe. Y es que sus libros y el guión con el que se construyó el film “Lacombe Lucien”, lo cambiaron todo en el país galo. Francia creía en una versión de la historia… pero Modiano los obligó con valentía a saber otra… como muy bien precisa MR Guillermo Altares. En el barrio del Marais parisino, como en casi todos los colegios de la capital francesa, se recuerda con una placa a los más de once mil niños que fueron deportados desde Francia durante la Segunda Guerra Mundial y exterminados en los campos de concentración nazi. Se culpaba de todo a la Gestapo. Fue Modiano, gracias a sus novelas, el que apuntaría no solo a la Gestapo, sino también a policías francesas bajo las órdenes del Gobierno de Vichy entre 1942 y 1944 como orquestadores del terror hitleriano en territorio francés. Les haría saber a todos sus connacionales que ellos, los propios franceses, habían asesinado a sus niños, igual de franceses. Y es que ninguna obra de ficción ha logrado reflejar con tanta contundencia ese panorama de barbarie durante la razia del velódromo de invierno, en 16 de julio de 1942 donde fueron detenidos para ser exterminados 12.884 parisinos judíos… 4.051 niños, 3.031 hombres y 5.802 mujeres… por la propia policía francesa.


Modiano no se ha ido en ninguna de sus obras por las ramas. Sus novelas no superan las doscientas páginas, rebosantes de brevedad, certeza y precisión donde se ha esmerado en tratar de narrar que las cosas no fueron como queremos recordarlas sino como en realidad fueron, con sus horrores, con su matices y su sordidez, en la humanidad que a todos sus lectores y traductores ha hecho saltar las lágrimas como espectadores lejanos del horror de Hitler con lo justo y necesario. Francia debe estar orgullosa. Seguro que lo está. Felicidades.



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