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20.8.14

CAMBIOS EN LOS TIEMPOS

Image::MR HEDI SLIMANE PHOTOGRAPHER © PARIS::


Una vez más, la moda gira según los minuteros y segunderos del reloj. Queda claro en el recién publicado artículo de la periodista norteamericana Cathy Horyn en T Magazine, la revista del The New York Times, en el cual no le ha quedado más remedio que bajar la cabeza ante el rotundo éxito de Hedi Slimane al frente de la casa Saint Laurent, éxito en cifras, éxito en números. Kering SA (KER) aumentó en el comercio de París después de reportar ingresos que superaron las estimaciones de los analistas financieros en el segundo trimestre debido a la creciente demanda de vestidos Saint Laurent, además de Gucci, sosteniendo que crecería aún mas durante el segundo semestre de este año. Las acciones avanzaron un 5,6 por ciento, la ganancia más pronunciada en un año alcanzado casi 160 euros por acción. Sobre la base comparable, las ventas subieron un 4 por ciento. Nada menor. Saint Laurent aumentó durante el trimestre sus ventas en un escandaloso 29 por ciento superando el 22 estimado.


Si Gucci representaba para LVMH su mayor apuesta, Saint Laurent ha dado sorpresas a Kering, entregando un crecimiento en los ingresos francamente excepcionales, representando ahora, junto a otras marcas del grupo, más de un tercio de las ganancias. De este modo, Kering consigue una mayor porción de las ventas de LVMH sobre sus marcas de moda y artículos de cuero más pequeñas. Bottega Veneta, la segunda mayor marca de Kering, también reportó ganancias por sobre las estimaciones de los especialistas. Por supuesto, la marca continuará implementando planes encaminados a intensificar el crecimiento y el flujo de caja de cada una de sus firmas. En esa estrategia, la compañía acordó comprar el fabricante suizo de relojes Ulysse Nardin, que se espera concrete en este segundo semestre. Para ellos, la firma de relojes representa un rico patrimonio, de alta rentabilidad y con perspectivas de crecimiento muy sólidas, según el consejero delegado de Kering MR François-Henri Pinault.


En su artículo en el semanario neoyorkino, Horyn desgrana un montón de fechas, estilos, sucesos, nombres y apellidos para tratar de desmenuzar lo que es más claro que el agua. Slimane enriquece a sus jefes, y lo hace con sus propuestas cargadas en algo tan simple como el sentimiento de desaprobación de las nuevas juventudes por los viejos modelos, basándose, precisamente, en el rescate de los modelos de antaño. Me pregunto en qué minuto se quedó pegada Horyn, estancamiento que le valió más de un dolor de cabeza al defender a regañadientes lo indefendible: que los tiempos habían cambiado, y tiene razón, Hedi ha captado la modernidad en su totalidad. No es imbécil, y eso es lo que vende, y seguirá vendiendo en el universo de la moda, como cualquiera que tenga dos dedos de frente: la modernidad, que no es más que la reinterpretación del pasado mirando al futuro para tener un mejor presente. Se hará rico.


Volviendo a Horyn, cabe la pena mencionar un aspecto importante en la que gran parte de las supuestas grandes personalidades del periodismo de moda caen, y es el vicio. El vicio alimentado por el ego. El ego proveniente del saber que detrás se encuentra un tabloide emblemático, y que sus líneas serán leídas por miles de personas. Deberían salir más, y no me refiero a todo el universo que corresponde a la moda, como desfiles, fiestas exclusivas, lanzamientos de tiendas, exposiciones y cenas. Como la misma Horyn dice, Susan Sontag decía que el arte más interesante y creativo de nuestro tiempo, y de cualquier tiempo, no está abierto al culto en general. Exige un esfuerzo especial, habla un lenguaje especializado. Pues bien, he ahí lo que ha hecho Hedi: meterse ahí, no en la alta moda, que se mueve más cerca de los medios de comunicación y alfombras rojas. Por eso Hedi, metido en ese arte más interesante, creativo, especial y sobre todo real, se ha convertido en el dueño de la alta moda. Enhorabuena por Kering, y enhorabuena por Hedi.

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