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15.6.14

LABHUNTING

Image::MS CASS BIRD PHOTOGRAPHER © NYC::

Para todos quienes integran en sus hojas de vida y curriculums el oficio de Coolhunter, y para todas aquellas escuelas que han integrado dicha disciplina a sus mallas académicas en forma de cursos, postgrados o diplomados, el tiempo, siempre veloz, les va pasando la cuenta. El oficio de buscar tendencias para insertarlas dentro de los hábitos de consumo para la gran industria de la moda ha cambiado. Aparece una nueva figura central en el mundo de la búsqueda de tendencias y va mucho más allá de lo que hasta ahora conocíamos, que lleva un par de años y poco más funcionando sin un nombre reconocible. Hoy aparece definido: El Labhunting.


Si bien hasta ahora el coolhunter tradicional se dedicaba a la mera identificación de nuevos hábitos, productos, servicios y su posterior informe a las empresas de consumo y medios de comunicación para su masificación, el Labhunter va un paso más atrás para avanzar dos adelante y quedar muy por sobre el rol de los nominados buscadores de tendencias. Agrupa el anterior ejercicio de identificación de tendencias con más rapidez, pero reúne además en su ejercicio otros tres ejes: el estudio de la manufactura, en donde identifica el origen de materias primas, adelantos tecnológicos en su elaboración y las buenas prácticas en los sectores sociales y medioambientales en el mismo proceso a fin de evitar a las compañías e intermediarios futuros escándalos relacionados con estos ámbitos; La multidisciplinariedad. El Labhunting opera no sólo en el ámbito del consumo como tal, sino recurre a la totalidad de las áreas de la vida de una persona y su posición dentro de grupos sociales para identificar océanos azules, más entendido a modo de productos o servicios que como un todo pueden ser una cosa y varios a la vez, poniéndolos a prueba en su efectividad de estímulo antes de ofertarlo como novedad a clientes en una misma transversalidad.  


En tercer lugar, el Labhunting centra su mirada en la efectividad de estímulos en el universo de los nuevos modelos de comunicación, utilizando la red para comprobar el fenómeno de distintos productos o servicios a través de la web y redes sociales, identificando esquemas de posible éxito tanto en productos como en su comunicación masiva. El Labhunting, como su nombre lo indica, es una disciplina que centra su actividad en un modelo de laboratorio de tendencias pre-diseñadas, originales. Funciona a modo de identificador y también co-creador de tendencias que lanza carnadas a los coolhunter y medios tradicionales para despistarlos de su objetivo primordial de identificación de novedades y canalizar otras con mayor impacto. En el Labhunting, sus protagonistas logran pulir las antiguas metodologías. Unen el trabajo in-situ, en terreno, inmersos en los mundos de la cultura underground y sus subdivisiones de manera anónima, también en el imperio de los simbolismos presentes de los medios de comunicación de masas y las redes ocultas, sólo que ahora, además de ese esfuerzo, lo integran dentro de un espacio de experimentación múltiple, social, puliendo esos mismos productos y servicios, mejorándolos, esquematizándolos y sacándolos como productos únicos incompetibles, fácilmente copiables aunque difícilmente igualables en sus bases productivas iniciales, asegurando con estas prácticas autosustentabilidades duraderas a través de elevación como íconos de época, ubicándolos en el imaginario cultural y de mercado a través de los medios de comunicación tradicionales partiendo por los no convencionales.



Otra de las características esenciales de los Labhunters, es, además de trabajar en absoluto anonimato y bajo perfil, la accesibilidad a los más sofisticados y secretos ambientes tecnológicos aplicados a la moda, el diseño, la música, el arte, la restauración, la cosmética, los mundos de la restauración, la belleza, la edición, la hotelería y el sector audiovisual, de espectáculos y nuevas tecnologías. ¿Dónde se encuentran? A diferencia de los coolhunters, ubicados en zonas altamente pobladas y gentrificadas de las principales capitales mundiales, los Labhunters se mueven en todas direcciones, desde las más densas y sofisticadas ciudades a las más alejadas y rudimentarias aldeas, constantemente, en cualquier rincón del planeta. Son infinitamente más preparados intelectual y académicamente en la integración de las áreas que les compete, alejados en edad y estrambóticos estilos de los ya mediáticos y célebres primeros coolhunters y con alto conocimiento en el funcionamiento de los mundos de la empresa y los medios de comunicación, como quien dice, cualquier hijo de vecino. Los primeros Labhunters, lejos de la occidentalidad que pudiese imaginarse, provienen de países como Japón, China, India, Sudáfrica y Brasil, con altos índices de investigación tecnológica e inversiones en I+D, en la curiosidad de ser los nuevos centros de poder económico mundial. Unos entrarán pronto a la pista de baile para convertirse, si su ego puede más que su discreción, en próximas y sonadas celebridades. Otros, los más viejos por ser los más discretos, sencillamente, siempre han estado ahí, en esa misma pista. Solamente, se han sofisticado. Se han reinventado. Que tiemblen las modernas. Labhunting.



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