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11.6.14

EL SECRETO DE LA CREATIVIDAD

Image::MR JAMES STONE PHOTOGRAPHER © NYC::


Gran palabra. Curiosa palabra. Delicada palabra… La creatividad. ¿Cómo reconocer este patrimonio en tal o cual persona, o en lo que hace?... ¿Cómo saber que un creador realiza una obra verdaderamente creativa, o ha estado inmerso en un proceso efectivamente creativo, de primer nivel?... ¿Bajo qué parámetros se debe medir la creatividad real sin confundirla con la pseudo creatividad, aquella basada en la copia o en la mera manifestación de cualquier cosa ya hecha, o creada? Es muy difícil evaluar la creatividad en los tiempos que corren, donde poco o nada lleva colgado en la solapa las medallas de la sorpresa, de lo sorprendente, de eso que te hace enmudecer, y sonreir, y emocionarte. De dejarte simplemente sin palabras. Y agradecerlo. Muchísimo. La creatividad.


Un suspiro melancólico, con la mirada perdida, hace detener los dedos del teclado por un instante para entrar en esta materia, pensar en esa palabra tan importante por esta época dada su ausencia o como mucho, su absoluta indiferencia por nosotros. A diario recibo infinidad de correos electrónicos con proyectos de distinta índole, supuestamente creativos, también invitaciones a eventos, exposiciones y lanzamientos que sólo verlos en pantalla desinfla cualquier tipo de interés por asistir, y sólo porque el nivel en el diseño de la mayoría de esas comunicaciones es deficiente. Si así es la invitación a observar, imagínese Usted cómo será el resto. Para eso se queda en su cama mirando una buena película o leyendo un libro, que aún sorprenden. De la misma forma, a diario nacen nuevas revistas impresas que son refritos de otras cosas unidas en algo que no llega a ser nada en concreto, salvo chovinistas extensiones de quienes crean esa basura, lo mismo con aún más numerosas webs y sitios internet insufribles. Entrar a galerías de arte resulta en gran porcentaje un tedio y sintonizar las radioemisoras para escuchar las últimas apuestas musicales de artistas multitudinarios es, como poco, una soberana lata. Poco y nada en mucho… en demasiado. Pero no cuento nada nuevo.


Ahora bien, en todo esto, cabría preguntar en qué piensa toda esa gente, supuestamente creativa, al momento de visualizar siquiera todo eso que hoy nos bombardea por la radio, los quioscos, la televisión y la red en todo tipo de formas y métodos… Muchas personas caballeros, se han devanado los sesos en torno al secreto de la creatividad sin encontrar respuestas. Quizá, no sea más claro y sencillo que la simple prolongación a la vida adulta de las vitales cualidades infantiles, esas que te sorprenden, con las cuales enmudecer, sonreir y emocionarte… dejarte sin plabras. El que es realmente creativo, es el capaz de encontrar respuestas a preguntas nuevas, el que puede organizar sus exploraciones y, poniéndolas en orden, vigorizarlas. Eso es crear señores, y ya. Sin embargo, la sociedad se esmera en sus encerronas, cual rodeo, cual toro en su plaza listo a ser aniquilado. En esa chaqueta de fuerza, simplemente, se vuelve imposible llegar a la auténtica creatividad, y ya vemos por todos sitios que así es, lamentablemente. En este fenómeno, la actual tendencia hacia la austera sencillez de diseño podría fácilmente, desbocarse y ser utilizada como excusa de la falta de imaginación.  No puede olvidar que las manifestaciones estéticas mínimas sólo son exitantes como contraste con otras más complejas. Cuando todo esto llega a dominar la escena en todos sitios y en todas las áreas, como ha sucedido, los resultados pueden ser extremadamente perjudiciales.


Todo lo “moderno”, toda la “vanguardia”, todo lo “cool” ha estado siguiendo esta dirección durante ya tiempo considerable, esperando, según la opinión personal de quien os escribe, hasta agotar el modelo. Y en cierto sentido, toda esa inmensa cantidad de basura podría entenderse como que son peores que nada, ya que dan una falsa impresión de progreso, originan complacencia y satisfacción por la obra realizada, disminuyendo la posibilidad de un auténtico progreso. Y así vamos. Y es fuerte. Paulatinamente, en el tiempo, al pedir mayor ingenio e inventiva, nadie calculó ni de lejos la magnitud de la respuesta que se produciría en los creadores, lo que escapó rápidamente de control. Nadie entendió que se estaba estimulando algo que ya tenía un fuertísimo respaldo biológico… Incautos, consideraban al genio y el vital sentido de responsabilidad creadora como propiedades ajenas al cerebro humano, cuando en realidad todo el tiempo estuvieron allí… ocultas esperando una sola oportunidad para hacer irrupción al exterior y romperlo todo… y así fue. Por supuesto, en su represión fue y es forzada a librar sus batallas en la forma de aislados y excepcionales individuos llamados “artistas” por los dogmas mecánicos y los aún anticuados sistemas educacionales.


De esta manera cada vez que aparecen, su valor para la sociedad en la que se mueven con mayor o menor rebeldía, resulta indiscutible, lo que condujo al movimiento del sistema y su organización a estimularlo. ¿Por qué? Porque desde la más estricta racionalidad, la inventiva y la creativad representaban, como hoy, inmensas ayudas para el progreso social. Pero volvieron a ser encerradas y controladas en lo posible para que la tendencia no se extendiera a terrenos más amenazadores dominados por las autoridades, sin tener la lucidez de ver que en la medida que el medio no les permita innovaciones creadoras, lo destruirán para poder empezar de nuevo. Este es uno de los más grandes dilemas a los que se enfrenta nuestra sociedad global, cuya tarea será resolverlo con vistas al futuro, teniendo en cuenta que con demasiada frecuencia, lastimeramente como en nuestros días, en lo más inmediato, el creador se asome a su tablero de dibujo como el piloto de un avión bombardero, que avista un objetivo, en vez de intentar proyectarse así mismo como un pequeño objeto móvil que circula en el interior del medio, como un dron, por el cielo abierto… es el secreto de la creatividad.   




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